viernes, 23 de mayo de 2008

El poderío del celador de la mañana

Faltan 254 días.

Por fin viernes, se acabaron por esta semana los ejercicios en el gimnasio. Hoy tampoco hemos tenido terapia, ya que como dije, cuando la terapeuta no puede estar, no ponen sustituta.

Comida:
  • Sopa de pasta.
  • Estofado de pavo con verduras y patatas.
  • Naranja.
  • Pan.

Ahora voy a hablar del celador de la mañana, como dije en su momento, para mí, el hombre que trabaja más de todo el hospital y el más solicitado por megafonía. Porque no paran de llamarlo para que acuda a una planta, a otra, a veces y no exagero, en el intervalo de un minuto lo llaman para que vaya a dos plantas diferentes. Tenemos cuatro plantas y él va llevando a toda la gente que va a rehabilitación y a terapia con lo cual está toda la mañana yendo a buscar gente a sus habitaciones o a las diferentes salitas y bajándolas a las actividades que tengan y luego a la inversa. Toda la mañana ascensor para arriba, ascensor para abajo y andar al día kilómetros de pasillos y en el 90% de las veces empujando una silla de ruedas.

Teníais que ver el “poderío” que tiene para entrar tres sillas de ruedas en el ascensor, porque hay que ponerlas atravesadas, por lo tanto tiene que levantarla a pulso por detrás y girarla, lógicamente con el peso del paciente.

Pero aparte de todo lo que he contado también tiene que ayudar a levantar o acostar a pacientes. Maneja la grúa y la moto, aparatos que son para mover a pacientes con nula movilidad.

También en contadas ocasiones (por suerte) ha tenido que llevar pacientes de un pabellón a otro. Incluso le he visto ayudar a hacer camas. También baja cadáveres con una camilla especial. Como le dije un día de cachondeo, aún te veré operando.

En el gimnasio también ayuda siempre que se lo piden por si hay que sujetar o aguantar a un paciente o para ayudar a pasarlo a la camilla y cosas similares. Nunca tiene un no para nadie, ni escurre el bulto ni es de los de la ley del mínimo esfuerzo. Es una gran persona y con un gran corazón. No conozco a nadie, ni enfermo, ni del personal del hospital, que haya hecho el más mínimo comentario malo de él. Y desconozco si aparte de lo que he escrito, que no es poco, si aún hace alguna tarea más. Si el tema celadores fuese como el tema futbolistas, sería el crack de los cracks. Se me olvidaba, también del club.

Recuerdo ahora a una celadora del mini gimnasio de la novena planta del hospital Vall d’Hebron que también era de lo mejorcito. Por si una de esas casualidades la conoce alguien, que le haga llegar esto. Yo estuve en esa planta desde el 22 de diciembre al 8 de febrero. Un beso para ella.

Algún día hablaré de mi paso por ese hospital. También del hospital San Rafael donde estuve desde el 20 de noviembre al 22 de diciembre.

Cena:

  • Sopa de pasta.
  • Hamburguesas plancha. (2)
  • Ensalada juliana.
  • Naranja.
  • Pan.

Ya se me olvidaba comentar que han llegado los resultados de la analítica y sigo con la anemia, algo menos, pero sigue persistente ella. Me ha dicho el médico que me volverán a dar pastillas de hierro durante tres semanas.

Ahora sí, por hoy nada más.

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