viernes, 9 de mayo de 2008

Sobre las conversaciones y los ratos libres

Faltan 267 días.

Por hoy y por la semana, fin de ejercicios. Acabo de llegar de terapia ocupacional y me ha apetecido ya ponerme a escribir. Desde ahora hasta el martes, salvo emergencia o traslado, ya no salgo de la habitación. Estoy seguro que el 90 % de los que leáis este blog pensaréis que muy mal, que al menos coger la silla de ruedas y de tanto en tanto dar una vuelta o ir a ver la tele o ir para hablar con alguien o como se dice aquí para socializarse. Bien, tenéis razón porque ahora ya no vienen tantas visitas como con el anterior compi y cuatro días pueden ser aburridos. Pero pasar muchas horas en la silla de ruedas me carga mucho las piernas, ya que al llevar los pies en alto me aumenta la espasticidad de las piernas, en cambio en la butaca al tenerlos en el suelo me las relaja, también la butaca al ser más ancha me permite más movimiento, ponerme de lado, estirar las piernas y cosas así.

Ver la tele sí que me gustaría, pero dada la media de edad de aquí, sólo podría ver programas de corazón, diarios de, cine de barrio, programas donde abundan los sucesos y, los domingos, la santa misa por la mañana y películas, cuanto más lacrimógenas más les gustan. Hablar con alguien de mi edad, sólo hay dos y bueno, tienen siempre a alguien con ellos y como coincidimos en terapia pues ya charlamos allí y también al ser su problemática aparte de física, vocal, pues tampoco hablamos mucho rato. Y hablar con la gran mayoría de gente que pasan de los setenta, la verdad es que es un poco deprimente ya que casi sólo hablan de sus dolencias y la verdad, para dolencias y desgracias, ya tengo bastante con las mías.

Aquí en la habitación voy alternando el escribir con algún juego de ordenador y también de vez en cuando me sumerjo en mis pensamientos. Los malos los rechazo.

Ahora mismo acaban de entrar para charlar unos minutos conmigo un par de familiares de otro par de enfermos y sólo han hablado de enfermedades y así continuamente porque aunque no salga yo, sí entran. Hay para escribir multitud de libros de las cosas que cuentan, de enfermedades súper raras y de lo desamparados que se sienten por la Seguridad Social, por las asistencias sociales y demás. Asquea, sí, asquea ver lo desatendidos que están muchos enfermos, las docenas de trámites que hay que hacer para todo. La falta de información es casi total. Lógicamente y no podía ser de otra manera, la “ventanilla única” inexistente. Para unas cosas la Seguridad Social, para otras la asistenta social de la propia Seguridad Social, otras la asistenta social del barrio que pertenece al Ayuntamiento, otras cuestiones los servicios sociales de la Generalitat, otras las asistencias sociales también de la Generalitat. Yo porque por suerte tengo un par de familiares jóvenes que me lo van tramitando todo, pero ¿cuántas personas muy mayores y solas que no disfrutarán de ayudas de todo tipo?

Comida:

  • Macarrones con bechamel.
  • Jamoncitos de pollo a l’ast.
  • Ensalada juliana.
  • Pera.
  • Pan.

Un saludo a la Comparsa Disbauxa, que tres chicas de ella trabajan aquí en el Pere Virgili. Este finde actúan en Lloret de Mar y espero que tengan buen tiempo.

Ahora como ya no me pinchan la heparina, veremos lo que tardan en desaparecer los morados que tengo en la barriga, es como un cinturón. Tener en cuenta que me han puesto aproximadamente 135 inyecciones. Me podía haber hecho un tatuaje.

Qué iluso que soy a veces, estaba pensando ahora, si habrá televisión en las habitaciones del sitio al que vaya. Veremos, aunque no lo creo, aquí desde luego conmigo habrían sacado para el agua. En el anterior hospital cada 24 horas costaba 3,45 euros, estuve 45 días más o menos, pues 155,25 euros. 25.831 de las antiguas pesetas, ¿se nota que estoy ocioso?

Cena:

  • Croquetas.
  • Ensalada.
  • Yogurt de macedonia.
  • Pan.

Hasta el sábado.

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