miércoles, 12 de noviembre de 2008

Sensibilidad

Desayuno:
•Tostadas con mantequilla.
•Café con leche.

Hoy probablemente también se aburra alguien, pero de vez en cuando tengo que tocar temas un poco farragosos.

Hoy voy a hablar de la sensibilidad, de las diferentes pruebas que se pueden hacer para ver esa sensibilidad y de las diferentes clases que hay.

¿Por qué toco este tema? Por dos motivos, el primero porque la única sensibilidad que tenía “atrofiada”, ha mejorado; pero de eso hablaré al final. Y el segundo motivo, es que a muchos afectados por la esclerosis múltiple, no les hacen esas pruebas de sensibilidad.

Pero primero voy con los diferentes tipos de sensibilidad y de cómo se puede comprobar:

► Sensibilidad táctil. Se puede utilizar un pincel o un palito de los oídos, tocando sucesiva y ordenadamente distintos puntos de la piel sin ejercer presión. También se puede utilizar un compás, para conocer la capacidad de separar dos estímulos distintos.

► Sensibilidad dolorosa. Se puede usar la punta de una aguja o un algesímetro, realizando lo mismo que para la sensibilidad táctil.

►Sensibilidad térmica. Se explora la sensibilidad al frío y al calor. Se puede realizar con cualquier producto que los genere. Un cubito de hielo, una bombilla.

►Sensibilidad a la presión. Se realiza con la simple presión de un objeto o dedo.

►Sensibilidad de apreciación de pesos. Se realiza usando objetos de igual forma y tamaño, y de diferente peso.

►Sensibilidad vibratoria. Se utiliza un diapasón. Luego de hacerlo vibrar, se aplica la base sobre una protuberancia ósea, para ver si se percibe su vibración.

►Sensibilidad fina. Esta es de la que quería hablar, la que he mejorado. Pero lo haré con ejemplos. Uno, es que en el Pere Virgili, la terapeuta ocupacional, me ponía fichas de parchís en una caja con arena, tapada con un trapo y tenía que localizarlas con el tacto. Con la mano derecha podía, pero no con la izquierda. Luego cogiendo unas pequeñas piezas de diferentes formas con la mano izquierda, volví a despertar las terminales sensitivas, o como se dice técnicamente: corpúsculos receptores de la sensibilidad cutánea. Con ello me retornó bastante la sensibilidad fina a la mano izquierda. Pero el hecho de que luego en el Sant Jordi no hiciera terapia ocupacional, me hizo claro está, retroceder.

Hay que tener en cuenta, que la sensibilidad táctil se desarrolla ejercitándola, un claro ejemplo de esto son los ciegos que reconocen personas y objetos con solo tocarlos.

Cuando llegué a casa, empecé a “trastear” con diferentes objetos pequeños para volver a recuperar esa sensibilidad fina. Entre eso y las movilizaciones últimas, he recuperado ya casi al 100% esa sensibilidad. Os explico la prueba que he tenido esta noche para confirmarlo.

Yo duermo en cama tamaño matrimonio y dejo la botella del pis en la cama, en el lado izquierdo, pegada a la pared y encima de un empapador por si acaso se volcase. El empapador lo pongo solo para eso, por lo que lo pongo doblado. Pues al tenerlo al lado izquierdo y encima de una parte de la sábana, con los dedos de la mano izquierda, no notaba antes la diferencia de tacto entre el empapador y la sábana. No notaba por el tacto, donde terminaba el empapador. Cada noche, desde que llegué a casa, hacía la prueba de si distinguía ya el empapador. Y por fin anoche lo conseguí. Otro logro más.

Comida:
•Brócoli.
•Solomillo plancha.
•Pan.
•Café con leche.

Por cierto, un saludo a la terapeuta ocupacional del Pere Virgili, espero que me sigas leyendo, si no, ya te lo harán llegar.

A propósito del Pere Virgili, como supongo que la fisioterapeuta titular no me lee, que alguien le comente por favor, que lo de culear ya lo hago también perfectamente.

Lo de culear es deslizarme por la cama acostado o sentado, moviendo el culo, claro. En Pere Virgili no podía hacerlo, luego en el Sant Jordi, ya sí.

Cena:
•Bacalao rebozado.
•Pimientos fritos.
•Pan.
•Café con leche.

Suerte que dije que está semana iba a escribir poco.

Hasta mañana.

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