domingo, 24 de febrero de 2008

Engranaje

El 20 de noviembre, cuando salí de casa por última vez, todavía andaba con el caminador. A día de hoy, si tengo un punto de apoyo me aguanto de pie con más o menos esfuerzo. Mi primer objetivo, y realista bajo mi punto de vista, es poder volver a usar el caminador. Ahora bien, para ello todavía me falta un trecho, sobre todo levantarme de donde esté sentado y engancharme al caminador. Para ello necesito fortalecer más las piernas, los lumbares y los abdominales. Creo firmemente que con el tiempo que hago en el gimnasio puedo tardar mucho, por ello voy a realizar más ejercicios aquí en la habitación, tal y como me indicó la fisio.

Supongo que esta semana ya intentarán que dé mis primeros pasos por las paralelas. La verdad es que espero ese momento con cierta inquietud, ya que indicará claramente si vuelvo o no a caminar. Será muy, muy determinante.

Probablemente lo que voy a exponer a continuación no sería aceptado por los médicos, y dirán que es más fruto de la ilusión por recuperarme que fruto de la realidad, pero para eso son mis sensaciones y mi cuerpo. Yo conozco bastante bien mi cuerpo, no en vano llevamos 52 años juntos y me doy cuenta en qué posturas, haciendo el mismo ejercicio con la mano izquierda, se me agarrotan o no los dedos. Por ello, y siguiendo mentalmente los diferentes músculos, creo saber qué grupos musculares tengo que intentar fortalecer más. Y la prueba de fuego será precisamente con la mano izquierda. Hay movimientos de elevación del brazo izquierdo que no puedo realizar igual que con el derecho, o giros que tampoco, o rotaciones. Creo que todo ello confluye en una parte de la espalda, me refiero a los diferentes grupos musculares. Pues bien, voy a intentar fortalecer esa zona, lógicamente con la guía de la fisioterapeuta. Con respecto a la mano y, ojo, hablo sólo por mí, que nadie que padezca esclerosis múltiple se ilusione.

Decía que he comprobado últimamente que si realizas un ejercicio con la mano muy repetitivo, los resultados son prometedores. Asimismo creo que hago pocas cosas con la izquierda que debería forzarme a hacer más, por ejemplo: ¿que me pica la cara o cualquier parte del cuerpo y por inercia me rasco con la derecha? Pues hacerlo con la izquierda. Creo que puede ser muy importante entrar en esa dinámica.

Un ejemplo que he vivido con las gafas: Yo siempre me quitaba y ponía las gafas con ambas manos, y luego me acostumbré a ponérmelas con la derecha. Pues bien, cuando comenzaron a acentuarse mis problemas con ambas manos y ya me costaba muchísimo, a fuerza de insistir lo volví a conseguir. Luego ya no podía sólo con la derecha y volví a insistir hasta que volví a conseguirlo y ahora me vuelve a pasar con ambas manos a la vez, que me cuesta. Por ello creo que si dejamos de hacer ciertos movimientos, luego volverlos a realizar cuesta y si no son necesarios los suplimos con otros. De todos modos, repito, esta opinión no es compartida por los médicos. Tenemos casos de gente mayor con una gran elasticidad y cuando se les pregunta dicen que no han dejado de ejercitar. Por eso decía yo el otro día lo del movimiento continuo.

Otro ejemplo de lo mismo. Hoy he tenido que cambiar de bolígrafo. Pues bien, me cuesta adaptarme a la nueva forma, ya que este es más delgado, por lo tanto me cuesta cogerlo de la misma forma que el otro. Al cabo del día hago cientos de movimientos con la mano derecha que puedo intentar hacer con la izquierda, y creo que con eso tan simple y los ejercicios extra que haga, mi mano izquierda volverá a ser como la derecha.

Por otro lado no debemos olvidar que mi cuerpo ha pasado de un sedentarismo total de años a volver a hacer ejercicios, por lo tanto habrá de todo dentro del cuerpo aletargado y que ahora se tiene que poner nuevamente en funcionamiento. Un músculo se compone de miles de fibras y esas fibras están formadas por millones de células. Un grandísimo engranaje que tiene que volver a ponerse en marcha y funcionar a tope.

Ahora, y ya para terminar, otra desafortunada anécdota hospitalaria. Ya hace dos noches falleció mi compañero de habitación. Pues bien, tanto en el desayuno, comida, merienda y cena, siguen trayendo su respectiva comida. Vaya organización ¿verdad?

Pues nada más por hoy. Mañana vuelta a la terapia ocupacional y al gimnasio.

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