sábado, 15 de marzo de 2008

Plátanos y botellas de agua

Lo mismo que el cuerpo nos pide a veces comer algo salado o dulce, o nos pide dar unas cabezadas, o también levantarnos o estirarnos, desperezarnos o más cosas, mi cuerpo me está pidiendo desde hace tres o cuatro días que utilice ambas manos para muchas cosas; o bien que utilice la izquierda para cosas sencillas que hago normalmente con la derecha. Una cosa que me costaba una enormidad era pelar los plátanos y ahora ya lo hago con relativa facilidad. La terapia ocupacional me va muy bien, poco a poco, pero voy notando progresos.

Me motiva mucho el ver que la misma actividad, sobre todo realizada con la mano izquierda, la ejecuto ahora con mayor facilidad que antes y, desde luego, la terapeuta no lo pone nada fácil, pero de eso se trata. Ella también sabe muy mucho cómo motivar. Aparte de buena terapeuta tiene “dotes” de psicóloga. Cuando el otro día daba las gracias en este blog, daba las gracias a las sonrisas. Ella desde luego encabeza la lista.

Volviendo al tema de los plátanos: los maduros estriñen más y los verdes lo contrario. Lo comento porque mucha gente cree lo contrario, yo hasta hace poco también. Y sigo hablando de ellos: en el hospital San Rafael sólo un día me dieron plátano. En el Vall d’Hebron, nunca y aquí en el Pere Virgili sólo un día. “Deduzco” que no es una fruta hospitalaria. Y para acabar con el tema plátano, comentar que es mi fruta favorita y que si los sigo comiendo es porque me los traen de casa.

Retomo el tema de las manos para comentar el hecho de haber recuperado fuerza en la derecha y explicaros que, igual que casi todos, yo bebo de una botella de agua de litro y medio; antes siempre tenía la botella encima de la famosa mesa de las tres ruedas, mesa con la que escribo esto. Pues bien, la tenía encima de la mesa porque si la dejaba en el suelo me costaba mucho subirla. Hace ya un par de semanas que me he acostumbrado a dejarla en el suelo y cogerla por el tapón para subirla con tres dedos: el pulgar, el índice y el corazón.

Cuando acabe de beber esta botella de ahora practicaré con ella vacía y con la mano izquierda y luego, poco a poco, con cada vez más agua. También tengo guardados tapones de botellas para ir haciendo cosas con ellos y con las manos. Esto último no sé si ya lo había contado (si alguna vez repito algo, pensad que no es senilitud, sino simplemente despiste).

A propósito de lo del agua: que todos tengamos botella de litro y medio es porque aquí no dan botellín de agua en las comidas. Sí hay una máquina grande dispensadora de botellas de litro y medio de agua a cambio de 80 céntimos de euro. Eso sí, tanto la máquina como las botellas son de la misma marca.

Pues hala, hasta mañana.

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