domingo, 6 de abril de 2008

Escena real

Hora: Aproximadamente las 21 horas.
Día: Sábado.
Lugar: Una habitación de hospital.
Primer actor: Un enfermo de 85 años.
Primera actriz: Una auxiliar de enfermería.
Personajes secundarios: La hija del enfermo y la pareja del enfermo.
Extras: El que escribe.

Una habitación de hospital, dos camas y dos enfermos. El más mayor, de 85 años de edad siente la necesidad de ir al baño pero su pareja en ese momento no está, con lo que necesitará la ayuda de una auxiliar de enfermería. Él camina solo, pero al menos necesita que alguien le baje la baranda de la cama para poder bajar de ella e ir al baño. De todos modos siempre le han dicho que vaya acompañado de alguien, que no vaya solo. Con su compañero de habitación no podía contar ya que a pesar de tener sólo 52 años, no podía caminar por su esclerosis. Ya no podía aguantar más, por lo tanto pulsó el botón rojo para que viniesen a ayudarle.

-¿Qué necesita?- le preguntó su compañero de habitación.

-Tengo que ir al baño- contestó.

-Pues nada, paciencia.

De todos los enfermos y familiares es conocido que dado el escaso personal, las auxiliares no pueden acudir enseguida.

-¿Quién ha llamado?- preguntó la auxiliar que acudió a la llamada.

-Tengo que ir al lavabo- dijo como temiendo molestar, pero siempre con una sonrisa.

Se notaba que en su buena época había sido un galán. Tenía ganadas a muchas enfermeras y auxiliares.

-¿Para hacer pipi o caca?- preguntó seria la auxiliar sin que la sonrisa del enfermo le “afectase”.

-Caca.

-¿No lleva pañal?

Al oír la pregunta de la auxiliar, el compañero de habitación esbozo una irónica sonrisa viendo lo que “podía” avecinarse.

-Sí, pero prefiero hacerlo en el váter- dijo él con voz apagada.

-A estas horas ya no podemos llevar a nadie al váter- dijo la auxiliar de forma mecánica–. Se lo hace en el pañal y ya lo cambiaremos.

En el mismo instante que la auxiliar pronunciaba el inicio de su peculiar frase, entró la pareja del enfermo.

-Ya lo llevo yo al váter, señorita- le dijo la pareja a la auxiliar.

Mientras salía la auxiliar de la habitación, el enfermo era ayudado por su pareja para ir al baño. La pareja era unos veinte años menor y se desvivía por él ya que casi todas las noches se quedaba a dormir y por cierto nada bien pasaba las noches ya que las butacas que habían en la habitación eran muy duras y como ella decía muy a menudo: que mal de culo.

Cuando salieron del baño llegaba la hija de él. Ella también siempre muy pendiente de su padre. Cada tarde venía a verle sobre las tres y se marchaba una vez acostado.

El padre hizo que se acercase a él y le dijo: -Me ha dicho la enfermera, (refiriéndose a la auxiliar) que a estas horas no me podían llevar al váter. La hija le hizo contar cómo había sido la conversación con la auxiliar.

-Ahora le voy a preguntar dónde pone a qué horas se puede ir al baño y a qué horas no- la hija estaba totalmente enojada. –Ella cuando tiene ganas de ir de noche ¿qué hace?

En ese momento pasaba otra auxiliar por delante de la puerta de la habitación y le preguntó la hija al compañero de habitación de su padre -¿es esa? Porque voy ahora mismo y me va a oír.

-No es ella, es la que vendrá a acostarme-. El compañero de habitación no conocía todavía la faceta “guerrera” de ella.

Cuando llegó la auxiliar a la habitación, no sabía que antes de acostar a un enfermo iba a escuchar a una familiar que no se callaba como otras.

-Me ha dicho mi padre- interpeló a la auxiliar nada más entrar esta en la habitación– que a estas horas no llevan a nadie al váter.- El tono de voz revelaba mucha indignación.

-Son las normas, cuando están acostados ya no se les levanta- a la auxiliar se le notaba nerviosa.

-¿Dónde está escrito eso?, ¿dónde está escrito a qué horas se puede o no se puede cagar?- Al darse cuenta de lo que acababa de decir –lo siento, no acostumbro hablar así– Pero volvió a la carga -¿Qué cuesta llevarlo?

-Pero yo no conozco a todos los pacientes, no sé si anda o no- era la primera vez al menos en dos meses que se ve que venía a esa parte de la planta.

-Pero mi padre tiene boca, le podías haber preguntado.

-No podemos ir levantando a todos y llevando pañal.

-Nosotros hacemos muchas cosas que tendríais que hacer vosotras las auxiliares, pero a veces por no llamaros tantas veces… -cada vez era más evidente que la razón para ella, le acompañaba a la hija– y ¿no será mejor llevarle al váter a que se lo haga encima y luego tener que limpiarlo?

Aquí la auxiliar no supo que decir.

-Y si no queda claro- continuó la hija, miraré con quién tengo que hablar para quejarme de las normas… Si es que existen esas normas.

Al no obtener ya respuesta de la auxiliar, la hija salió de la habitación y la auxiliar cerró la puerta para acostar al compañero.

Basado en un hecho real.

Los personajes no son imaginarios.

Los diálogos son casi literales.

Hasta mañana.

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