martes, 15 de abril de 2008

Espejos en los que mirarme

El médico ya sabe que quiero hablar con la psicóloga, ahora a esperar que me llame ella, que espero lo haga pronto. Mi compañero de habitación todavía está con suero y oxígeno. Creo que mañana se lo quitarán. Espero que se anime y vuelva a ser el de siempre. Hacía tiempo que quería comentar cómo envidio la agilidad que tiene a la hora de moverse en la cama. Teníais que ver a sus 85 años cómo se incorpora en la cama únicamente con la fuerza de los abdominales. No tiene “tableta” pero deben de ser de “acero” para tener ese empuje. Ni necesita apoyarse en las manos, ni en los codos; alucinante. Para mí es uno de los “espejos” en los que mirarme. Hoy es el último día aquí en el hospital de una paciente que por desgracia no tuve la suerte de coincidir antes con ella. Hace pocos días que coincidimos en terapia y es un modelo de esfuerzo. Ella es enferma de porfidia, que la ocasiona la falta de una enzima. No voy a extenderme ya que desconozco mucho del tema, pero ha pasado de no moverse casi nada a poder andar y a poder manejarse bastante bien con las manos.

Pues ya por hoy voy a dejarlo. Como siempre, mañana…

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