miércoles, 25 de junio de 2008

Ya he repetido dos días cena

Faltan 221 días.

La psicóloga lleva toda la mañana detrás de mí. Primero vino y yo estaba todavía en la cama ya que hasta las diez y media no me han levantado. Luego volvió y estaba yo en la ducha. Supongo que calculó un tiempo más bien largo para volver, pero cuando volvió me estaban vistiendo, porque hay que decir que hoy he estado una hora en el baño, media en la taza del vater y media en la ducha. Por cierto, esta ducha tiene 42 agujeros. Pues luego volvió la psicóloga y yo estaba hablando por teléfono, ya que me habían llamado por el tema de la ley de dependencia, porque van a venir a entrevistarme el viernes. Ya os contaré. Por cierto mi familia tiene que ir para hacer el cambio de domicilio, ya que ahora a todos los efectos, vivo aquí.

Ahora que voy teniendo “de momento” acceso a internet, ya iré poniendo informaciones sobre la esclerosis y también cositas sobre los centros por donde paso.

Acaba de venir el médico, me acaba de auscultar, ha comprobado como funcionan mis piernas y manos y me ha preguntado si me aplican la crema para la dermatitis de la cara, a lo que le he dicho que no. Le he comentado lo de las manos y me ha dicho lo mismo, postural.

Desayuno:

-Zumo de piña.


Comida:

-Ensalada de verano.
-Atún con sanfaina.
-Mini ensalada.
-Natillas.
-Pan.


En mi habitación a partir de las tres de la tarde da el sol de pleno, con lo que hay que bajar la persiana porque si no me deslumbra y no veo la pantalla del ordenador.

Hay resopón, ya que ayer a eso de las once y media pasaron y al verme despierto me preguntaron.

Merienda:

-Zumo de melocotón.

Esta mañana parecía inminente la llegada de mi nuevo compañero, pero a estas horas, 18:50, todavía no ha llegado. Igual paso otra noche solo. Ojala.

Cena:

-Acelgas con patatas.
-Hamburguesa de pollo.
-Vitalínea.
-Pan.

No llevo aquí ni una semana y ya he repetido dos días cena.

Por cierto, por la noche me traen las pastillas en un vaso de esos de plástico, pues por la mañana cuando me traen las pastillas, las traen sin nada. Imaginaros el tema que vivo cada mañana:

En la mesa donde yo tengo el ordenador, por la noche tengo también la botella para el pis. Por lo tanto, cuando por la mañana empieza el “desfile” la botella siempre tiene pis, poco o mucho en función de la hora en que hayan pasado vaciándola. Pues llega la enfermera y me deja las pastillas al lado de la botella del pis; luego viene la auxiliar y el desayuno al lado también de la botella del pis. Ninguna se molesta en vaciarla. ¿Por qué no se lo digo a ellas? Pues simplemente para no “molestar”.

Pues definitivamente esta noche también duermo solo en la habitación. ¿Sabéis? hasta esta noche han estado trayendo la comida y la cena para él, para el que había antes. En el Pere Virgili pasaba lo mismo.

Mañana jueves ya y mi primera semana aquí. Hasta mañana.

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